EL ANCIANO SIMPÁTICO, EL ALCOHÓLICO QUE CAUSABA LÁSTIMA

Residencia para adultos mayores Vivalma – Icaria Centro de Rehabilitación de adicciones

Don Pepe era un viejo simpático de alegre sonrisa, de frente acanalada moldeada por los años, y piel tostada por los rayos del sol, siempre sentado en la deslavada banqueta en el camino obligado hacia la escuela, generoso en saludos y risas al medio día, despilfarrador en gritos y reclamos por la noche.

En mi ingenua e inocente infancia me preguntaba a mi mismo ¿Qué demonio o  hechizo transformaba a aquel bonachón anciano en una sarta de maldiciones, gritos, lágrimas y hasta golpes? La respuesta era evidente, era  aquel líquido ámbar contenido en la botella de cristal que Don Pepe mantenía siempre aferrada con su lánguida mano derecha, era aquel liquido etílico,que con vehemencia llamaba “mi alcohol, mi espirituoso, mi digestivo, mi alipús, la caminera, mi agua de las verdes matas”. Era el alcohol contenido en el pulque, el tequila, el brandy y el mezcal, que  desde su adolescencia comenzó a ingerir, primero por experimentar, luego por placer, luego por necesidad, hasta que terminó con su voluntad, luego su salud, su felicidad y hasta su familia.

Don Pepe murió solo, le sobrevive su fama de “borracho”, de viejo vicioso que terminaba el día tirado en la calle causando lástima. Nadie recuerda su afable sonrisa, nadie lo reconoció como un  enfermo de alcoholismo, por eso nadie le ofreció ayuda.

Seguro estoy de que Usted conoce un  Don Pepe en su familia o en su colonia.

Cualquier persona a cualquier edad puede tener problemas con el alcohol, historias como ésta, son comunes, es frecuente que los problemas con el alcohol en los Adultos Mayores se confundan con otros trastornos relacionados con el envejecimiento, por ejemplo, un problema con el equilibrio. La manera en la que el cuerpo metaboliza el alcohol puede cambiar con la edad, pueden tener los mismos hábitos de beber, pero su cuerpo ha cambiado. Las mujeres mayores son más sensibles que los hombres a los efectos del alcohol.

 

El consumo de alcohol durante mucho tiempo puede:

 

1.- Propiciar algunos tipos de cáncer, daños al hígado, trastornos del sistema inmunológico y daños cerebrales

2.- Empeorar enfermedades como la osteoporosis, diabetes, hipertensión arterial, accidente vascular cerebral, úlceras, pérdida de memoria y trastornos del estado de ánimo

3.- Dificultar que se identifiquen y traten algunas enfermedades, por ejemplo,  enmascarar el dolor precordial que podría ser una señal de un infarto.

4.- Causar deterioro de la memoria y confusión. Estos síntomas pueden confundirse con signos de la enfermedad de Alzheimer.

5.- Provocar problemas de equilibrio y caídas, lo cual puede ocasionar fracturas pues los adultos mayores tienen huesos más frágiles.

6.- Aumentar el riesgo de tener accidentes de tránsito.

7.- Causar tensión en las relaciones con los miembros de la familia y contribuir a la violencia doméstica.

 

Conclusión.

El consumo de alcohol es más frecuente entre los adultos mayores  de lo que se cree,  y estos tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones de  las enfermedades propias de la vejez.

En Residencia Geriátrica VivalmaICARIA, Clínica de Rehabilitación de Adicciones estamos conscientes de la susceptibilidad de los Adultos Mayores para desarrollar la enfermedad del alcoholismo y de los efectos negativos que causa en su salud física y mental, así como en el deterioro de sus relaciones familiares y sociales, motivo por el cual refrendamos nuestro compromiso, esfuerzo, preparación y dedicación para ayudarle en su proceso de rehabilitación en esta vulnerable etapa de la vida

 

Si necesitas ayuda para tí o un Adulto Mayor querido, en Residencia Geriátrica VivalmaICARIA, Clínica de Rehabilitación de Adicciones  sabemos  cómo ayudarte.

 

Deja tus comentarios, nos gustaría saber tu opinión.

 

MIS SANTOS REYES MAGOS

Parafraseando a Machado, podría contarles que:

 

“Mi infancia son recuerdos gratos en familia,

y un cedrón florido de perfume mañanero,

mi juventud veinte años andando en la campiña,

mi historia muchos casos que olvidar no quiero”.

 

¿Y cómo querría olvidarlos? Si aún me quitan el sueño, me emocionan, me hacen sentir niño.

Recuerdo aquellas frías noches de enero, cuando con los ojos entreabiertos y los oídos alertas, recostado sobre mi cama, pasaba los minutos que tejían horas, al acecho de descubrir y conocer la enigmática identidad de aquellos tres viejos sabios que desde hace más de 2 milenios, guiados solo por una estrella, suelen venir desde el lejano oriente, atravesando el gélido y estrellado cielo, saltando bardas, abriendo puertas y ventanas, burlando feroces perros, con el único propósito de dar a los niños, un juguete, un dulce y alguna que otra carta llena de amorosas y alicientes palabras.

Jamás pude sorprenderlos en flagrancia al depositar los regalos bajo mi arbolito navideño, pese a que en complicidad con mis hermanos solíamos turnar la guardia.

Mi infancia quedo atrás, pero mi pueril ilusión sigue intacta. Mi noche favorita sigue siendo aquella previa a la epifanía. Con los años me enteré que en mi casa llegaban  dos y que además de “santos” también eran “magos”, pues no importaba si subía el precio del petróleo, si caía la bolsa de valores o si algún político sin escrúpulos saqueaba el erario del país, ellos siempre acudían a la cita, ya fuera por arte de magia, fuerza de voluntad o simplemente por amor.

Regalos tuve muchos, cada año y hasta la fecha y aunque hoy estoy lejos muchos años de ser párvulo, no dejan de sorprenderme; Sin embargo el que más recuerdo es aquella avalancha de madera barnizada, con ruedas de goma y volante forrado de plástico, pues seguro estoy que fue hecha a mano y con el corazón, y  a la medida por el mejor carpintero, como si éste me conociera de años, era especial, era única. Si me leen mis Reyes Magos, muchas gracias.

Por cierto, hablando de Reyes Magos y regalos, les cuento que hace un año el regalo fue también especial, es un niño precioso, se llama Maty, este  6 de enero cumple un año.

¡Felicidades Iko!